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La planta «estrangulada»


Publicado por la asocición REDIME

Imagina un filodendron verde precioso, una planta de interior que ha de ser trasplantada a una maceta más grande de vez en cuando para evitar que se estrangule con sus propias raíces. Ya que este problema existe debajo de la superficie, la planta «estrangulada» puede estar en este estado durante bastante tiempo antes de que uno se dé cuenta de que algo va mal. Sin embargo, después de un tiempo, las hojas de la planta se vuelven marrones, la tierra se endurece y la planta empieza a oler a podrido.


A la larga, las hojas se caen y la planta que antes era verde y bonita muestra señales de un problema. Muchos aficionados a las plantas, con toda la buena intención del mundo, pueden decirte: «Simplemente has de seguir regando tu filodendron. Dale un poco de sol, cambia su sitio, háblale, ora por él o léele algunos versículos de la Biblia. Volverá a la vida dentro de nada y los síntomas desaparecerán.»


Sin embargo, un jardinero con buenos conocimientos te dirá algo diferente.. Te dirá que tiene que estar en una "maceta más grande, pero te avisará de que no es suficiente con cambiarla. Otros pasos, como examinar la planta, separar las raíces y darle nueva tierra, son imprescindibles en el proceso de restaurar la planta. Este proceso es una experiencia «dolorosa» para la planta y a menudo puede entrar temporalmente en «aletargamiento». Sin embargo, el resultado final, después de un tiempo de atención y cuidado, será un filodendron verde, sano y próspero que es incluso más precioso que antes. Pero si eliges ignorar la condición anterior de la planta, con el tiempo morirá.


Si eres una víctima de abuso, eres muy parecida a la planta «estrangulada». Puedes seguir durante años sin ningún síntoma visible, pero con el tiempo aparecerán problemas en la superficie. A menudo éstos son visibles como depresión, ira, dificultades en tu matrimonio, jaquecas, ansiedad, trastornos alimenticios o sentimientos de estar alejada de Dios. La tendencia de los cristianos con buenas intenciones es tratar los síntomas superficiales pero esto es como podar la planta «estrangulada» para hacerla más atractiva por fuera. Esto no es tratar el problema verdadero. Mientras tanto, los síntomas superficiales volverán a aparecer, frecuentemente con mayor seriedad que antes.


En el libro La curación de los recuerdos, David Seamands escribe: «Cuando no se ha hecho frente a los recuerdos dolorosos y no han sido curados e integrados a la vida, con frecuencia rompen las defensas e interfieren en la vida normal de la persona.»


Si eres una víctima, puede ser necesario desenterrar el pasado y, junto con un terapeuta cualificado u otra persona de confianza, empezar a examinar el pasado, disecarlo, romperlo en trozos, y cuidadosamente trabajar a fondo lo que ha ocurrido. Esto es lo que llamo yo afrontar el problema. De la misma manera que con la planta «estrangulada» es frecuentemente un proceso doloroso. Con el tiempo y con el apoyo e interés de otros, empezarás a mostrar nuevos signos de vida. Estarás libre de la condición «estrangulada» que te ha mantenido cautivo/a durante años y podrás empezar a experimentar una vida más llena y sana.


Del libro PUERTA DE ESPERANZA de Jan Frank
Paso I. AFRONTAR EL PROBLEMA
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