Prevención de abuso y maltrato en la infancia.
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Cómo hablar con un niño que ha sido víctima de Abuso Sexual

Como Hablar con el niño

La mayoría de los maestros saben cómo hablar con sus alumnos de mucha cosas de su vida personal, pero hablar sobre situaciones dolorosas que pueden estar ocurriendo con su persona y lo pueden estar dañando , requiere de una sensibilidad especial para que el niño cuente lo que está ocurriendo, se sienta confiado y contenido .

 

Hay que tener muy presente los posibles sentimientos del niño ; puede sentirse confuso , asustado, culpable , triste.

 

Si el niño cuenta lo que le pasa, hay que tratar de dejar que lo exprese a su manera . No preguntar demasiados detalles que lo puedan hacer sentir incómodo , no hacerle repetir la historia más de una vez. El objetivo es que el niño pueda liberar una carga confiando a lo mejor por primera vez en alguien que pueda escucharlo y ayudarlo. Los detalles y pormenores importantes, serán evaluados por especialistas , luego en el proceso .

 

Quien esté dispuesto a hablar con el niño, deberá mostrase calmo , una reacción de asombro , susto o descreimiento , pueden asustarlo , hacerlo sentir culpable. Utilizar el mismo lenguaje que él , es condición para mantener la comunicación fluída.

 

A veces, la entrevista puede ser llevada a cabo con la ayuda de un profesional , un psicólogo o asistente social del gabinete conjuntamente con el maestro. En tal caso, deberá asegurarse un máximo de 2 personas dialogando con el niño, para evitar que se sienta intimidado . Escoger un lugar tranquilo , neutro, relajado y ubicarse en posición cerca del niño , para que sienta la proximidad física y la contención . Se evitará hacer críticas a los padres, incluso en el caso en que el niño identifique al abusador , se tratará de no hacer comentarios devaluadores, sobre todo si es un progenitor. A lo sumo se podrá expresar que esas cosas no se le hacen a los niños pequeños y que el “padre o madre “ necesitan ayuda para no hacrelo más porque eso daña a los niños.

 

El objetivo no es hacer una entrevista en profundidad , sino hablarle al niño como persona amiga , con voluntad de ayudar .

 

Actuar con decisión evitando la confusión propia y la del niño es condición para decidir hablar con el niño.

 

Luego de llevar a cabo la entrevista hay que valorar :

 

La gravedad del caso y la necesidad de investigación e intervención inmediata de los servicios sociales y judiciales.

 

Es responsabilidad de la escuela informar sobre las situaciones de maltrato y abuso detectadas.

 

La pasividad frente a un caso de maltrato , puede constituir violencia institucional.

 

No juzgar las acciones de los padres , pero estar preparados para accionar en caso de que el progenitor no ofensor omita actuar de manera de asegurar la protección del niño

 

 

Los profesionales

 

La detección del abuso sexual en el niño, implica un proceso delicado y diferente a la detección de otros tipos de maltrato . Casi nunca deja huellas ni marcas físicas irrefutables por lo tanto su descubrimiento enciende una cadena de reacciones emocionales muy fuertes, tanto en el niño y su familia como en los profesionales que intervienen.

 

El tabú del incesto y de la relación sexual entre adulto y niño, ha existido siempre y lleva consigo el tabú a hablar de ello. Las personas que son testigos de la ocurrencia del abuso , tienden a ignorar el problema mediante la negación , minimización , acusación de falsedad del relato del niño . Durante siglos , mitos, prejuicios y creencias ayudaban a enmascarar el problema asignándole al niño tendencias a la falsedad, imaginación , mentira, confusión .

 

Estas defensas colectivas que enmascaran el descubrimiento, siguen actuando en distintas proporciones en nuestra realidad.

 

Está presente en los profesionales de la salud , los que expuestos al descubrimiento de signos físicos compatibles con abuso, huyen de la evidencia asustados por la implicancia del descubrimiento en la vida del niño y deciden obviar pruebas físicas , ignorar resultados, mirar para el costado y sentir que no pueden constituirse en “jueces” de lo que presencian

 

Por lo tanto , ocultan con su silencio y falta de definición diagnóstica , convirtiéndose en cómplices del silencio y la imposibilidad familiar .

 

Está presente en los operadores del sistema judicial , que cansados de las dificultades procesales que se encuentran en la prosecución de estos delitos y en la ejecución y sostenimiento de medidas de protección , aconsejan a las madres no llevar a cabo denuncias. Poniendo el acento en lo fatigoso del proceso pericial , con consecuencias victimizantes para el niño , cumplen con la más absoluta minimización y naturalización del horror : es preferible ser abusado y tomar medidas caseras de supervisión que tener que trabajar en un proceso del que nadie garantiza la efectividad y operancia de procedimientos y resultados.

 

Está presente en los operadores educacionales que evitan que la escuela se transforme en una institución protectora y con compromiso social , negando el registro de situaciones detectadas y evitando que la institución escolar entre en conflicto con la institución familiar.

 

Está presente en los profesionales de la salud mental que se niegan a obtener capacitación específica en los procedimientos diagnósticos , sin los cuales , no es posible el abordaje de situaciones de esta envergadura traumática , ni es posible llegar a una conclusión razonable y clínicamente fundada , acerca de la validación .

 

También está presente en todos aquellos terapeutas que ejerciendo un manejo en demasía omnipotente , prescinden del marco legal obligatorio para trabajar con familias abusivas e incestuosas , pretendiendo ser la única intervención rehabilitadora y de control social en la vida familiar . Reproducen así la misma conciliación y fantasía de unión indiferenciada y falta de norma , que practica la familia con su accionar incestuoso.

 

Está presente en todos los que ejercen la práctica del derecho , y en casos de abuso sexual no toman la distancia adecuada respecto a los intereses de las partes y los del niño , que suelen ser en muchos casos contrapuestos.

 

Todas las cargas emocionales con respecto a la sexualización de niños por parte de adultos , está inmersa a la manera de sistema de creencias subyacente y ejerce su influencia en las prácticas profesionales , en la resistencia a la adquisición de conocimientos y prácticas específicas . Esto impacta de manera negativa en la capacidad de reacción del sistema social ante la detección . Esto quiere decir que el incremento en el estudio de los malos tratos y los estudios feministas han llevado a un incremento de la detección por parte de legos y profesionales , pero a su vez, estas personas no cuentan con preparación técnica y emocional con la cual hacer frente al problema. La toma de decisiones, es un punto crucial en el accionar de los profesionales y un punto de inflexión de la práctica. Debe estar orientada a :

 

( Blanca Vázquez Mezquita , en “Agresión sexual”. Ed siglo XXI, Madrid , 1995)

 

1-- Asegurar la interrupción inmediata del abuso , poniendo los medios para asegurar una protección efectiva .-

 

2-Tomar contacto con los diferentes agentes sociales que ese encuentran en relación con el niño y que estén llevando a cabo su intervención.

 

Estos son los pasos de la primera parte o intervención en crisis, que dará paso a la intervención secundaria o terapéutica, que incluye siempre al niño y su entorno y cuyos objetivos inmediatos son :

 

prevenir la ocurrencia del abuso ahora y en el futuro.

 

Prevenir las consecuencias emocionales y sociales del descubrimiento.

 

Integrar el trauma haciendo que no se establezcan los mecanismos de defensa de negación y disociación. 

 

El desarrollo del proceso terapéutico es siempre complejo , según algunos autores ( Danya Glaser entre otros ) por varias razones.

 

La dependencia estructural del niño respecto al adulto , hace que las necesidades del tratamiento contemplen de manera importante las necesidades de los padres, para poderlos hacer capaces de sostener el tratamiento y todo el proceso.

 

La terapia debe dirigirse a dos objetivos a la vez Uno es el abuso en sí y su prevención y el otro son las relaciones y pautas de intervención distorsionadas o disfuncionales de la familia .

 

El secreto es reemplazado por grados variables de negación , por lo tanto se deberá focalizar en desactivarla.

 

Las leyes penales y civiles interfieren frecuentemente con el curso del tratamiento. La terapia debe proceder en medio de restricciones del sistema legal con el cual contamos.

 

Cuando se descubre un caso diversas instancias actúan , la mayoría de las veces de forma poco coordinada , provocando dificultades y distorsiones. 

 

Otra de las dificultades del abordaje específico está situada en la escasa proporción de ofensores sexuales que se ponen en tratamiento voluntariamente de no mediar una situación de descubrimiento del hecho , pues el aspecto defensivo de negación y distorsión de la realidad , más el temor a la represalia social y legal , son factores disuasorios . La negación del daño y la falta de sentimientos de culpa por parte de quien abusa, añade gravedad a la problemática .

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