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Las pesadillas...

Si bien  es cierto que no todos los pequeños sufren la misma cantidad de pesadillas y con la misma intensidad. Cada chico es distinto más allá de sus sueños. A algunos, les cuesta mucho superar esta etapa y sus miedos nocturnos son tan terribles que pueden, incluso, llegar a traspasar su angustia a sus propios padres.

Precisamente por ello, es importante saber que las pesadillas son una etapa que forma parte del proceso madurativo normal del niño y que, por lo tanto, siempre que los terrores no se conviertan en una fijación no tienen por qué convertirse en un problema de especial relevancia.
 

PESADILLAS O TERRORES NOCTURNOS


¿En qué consisten?

Los terrores son situaciones creadas por la imaginación de los niños. Una imaginación que, por otro lado, son incapaces de controlar aún y que les provoca angustia y miedo.

Si a todo ello unimos la oscuridad, el temor a lo desconocido, las tensiones vividas durante el día, las malas digestiones o, incluso, esa escena violenta de la televisión que no pudimos evitar que presenciase, el resultado final es siempre el mismo: una pesadilla.

Ante situaciones así nuestra respuesta debe ser siempre la misma: intentar calmarle, apaciguando su angustia y su pánico. Eso sí, sin dejarse convencer por el niño, afirman los expertos.

 

Demasiado blandos

Si permite que su hijo se acueste con usted cada vez que tenga miedo, por ejemplo, no le estara ayudando a superar esta etapa.

Es cierto que llegado el momento y frente a las inconsolables lágrimas de un pequeño de esta edad es muy difícil poner en práctica cuantos consejos se suelen ofrecer en estos casos, pero debe tener claro, ahora más que nunca, que todo lo que haga es por su propio bien.

Tanto si grita como si llora cada vez que llega la hora de dormir debe procurar no transigir con sus lágrimas. Si cae en sus redes, aunque sólo sea una vez, habra abonado el campo para que de ahora en adelante intente chantajearlo con las mismas artimañas y ante cualquier situación.


Pequeños trucos

Instalar una lamparita "quitamiedos" en su cuarto, hablarle con serenidad, registrar con él la habitación para desenmascarar a los supuestos monstruos... Cualquier solución es buena o, por lo menos, mucho mejor que ceder ante sus súplicas.

De hecho, existen miles de ideas que podrá poner en práctica si su hijo padece pesadillas y terrores nocturnos. Dejar la luz de baja potencia encendida en el pasillo es una de ellas. Asi mismo podemos nombrar a la mascota que el más quiera "guardián protector".

Una simple representación servirá para convencerlo de que estando con su peluche no le pasará absolutamente nada.

El agua también suele surtir efecto en estos casos. Si efectivamente es lo único que le calma puede dejar a su alcance un biberón o un vaso de plástico para que pueda beber cuando quiera.

Por otro lado, no debe olvidar los beneficios de la música. En ocasiones acostumbrar al niño a dormir con melodías relajantes es el mejor truco para prevenir los efectos de una imaginación demasiado generosa.

En cualquier caso, si una noche en concreto oye quejarse en sueños a su pequeño lo primero que debe intentar es despertarlo con toda la suavidad y ternura posibles.

Después, tendrá que intentar relajarlo ofreciéndole agua y analizando con él sus miedos... En definitiva, dándole toda la seguridad que tanto necesita en estos momentos.


Firmeza y ternura

Las claves de su comportamiento tienen que ser básicamente dos: firmeza y ternura. Como siempre, estas serán sus mejores aliadas en lo que a la educación de su hijo se refiere.

No estará haciendo una buena labor si permite que su pequeño lo lleve a su terreno. Por el contrario, debemos intentar que el niño comprenda nuestros razonamientos. Si no le permite que duerma con usted no es por capricho, sino porque debe aprender a dormir solo.

Lo mismo ocurre con sus llantos. La única forma de acabar con ellos es haciéndole entender que tiene que acostarse a una determinada hora y que tras el cuento o la canción de rigor su deber consistirá en intentar dormirse.

Por eso, cada vez que le oiga llorar debe intentar esperar unos minutos antes de entrar en su cuarto. Así le dará la oportunidad de controlar sus propios miedos por sí solo.


A la luz del día

Su papel consistirá en enseñarle a dominar esos miedos que tanto le angustian y para conseguirlo nada mejor que utilizar su propia imaginación.

Si cuenta al niño historias en las que él se convierta en un protagonista muy particular, valeroso y osado, podrá conseguir que su autoestima se vaya acrecentando poco a poco.

También puede aprovechar los momentos más tranquilos y luminosos del día para intentar investigar las causas de sus miedos.

El caso es hacerle comprender que lo que ve a media noche en su habitación no es más que fruto de su imaginación y que, aún siendo así, en casa no corre peligro alguno pues su papá es tan listo y fuerte que podría derrotar al dragón más pícaro... Seguro que él también está de acuerdo en este punto.



EL DIA DESPUES

Un buen ejercicio, si la pesadilla fue con un monstruo, es pedirle al niño que lo dibuje. Sentarnos con el y cuando termina su dibujo, ayudarlo a dibujarle una jaula donde este monstuito quedará encerrado para no poder volver a molestar.
También podemos usar el humor para ridiculizar a los personajes que asustan (mi hijo menor temía al jinete sin cabeza) y con su hermana nos reíamos poniéndole trampas, imaginándo sus problemas al intentar ir al baño, vestirse, cruzar la avenida, etc)

En resumen...

-Al igual que cuando era un bebé debe procurar que la hora de acostarse sea un auténtico ritual: La cena, el baño, el pijama, la canción... Así se sentirá más seguro pues sabrá a cada momento que se acerca el momento de dormir y no le pillará de sorpresa.

-Es importante que no vea la televisión antes de acostarse. No sólo le excitará sino que le hará más difícil el poder conciliar el sueño.

-Para conseguir que supere el miedo a la oscuridad puede proponerle juegos en los que tenga que entrar y salir de su cuarto completamente a oscuras. Podemos comenzar por demostrarle cómo a nosotros no nos da miedo y luego animarle a que él haga lo mismo.

-En vez de entrar inmediatamente en su cuarto cada vez que se ponga a llorar puede hacer sentir su presencia por el pasillo. Quizá si lo oye caminar o tararear su canción preferida cerca de su puerta se calme sin necesidad de echar mano de otro tipo de medidas.

-Cuando el niño llore por alguna pesadilla no debe irrumpir en su cuarto encendiendo la luz. Por el contrario es mejor que entre despacio y encienda una lampara. Así será más sencillo que su hijo coja el sueño de nuevo.

-Un buen método para ayudar a su pequeño a vencer sus miedos es luchar directamente contra ellos. Si lo que teme son los leones de la selva, por ejemplo, le dira que se imagine que somos uno de ellos. Así podrá luchar con usted, enjaularnos y salir victorioso de la batalla. Por la noche se acordará de estos juegos y le ayudarán a dominarse.

Escribinos en contacto contando como vos o tus hijos vencieron sus miedos :-)
Gracias!!!
M

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